José Enrique Vázquez (BioQuat )

Seguramente uno de los grandes retos del siglo XXI será la capacidad de los Estados para  mantener una seguridad del suministro energético compatible con una sostenibilidad ambiental y económica. Es un verdadero reto energético. En los últimos 100 años nuestra disponibilidad energética y el crecimiento económico han sido posibles, en gran medida, por el uso de la energía fósil. Energía abundante, de fácil disponibilidad, transporte y barata. Pero la situación actual, demostrada de forma irrefutable por los científicos, obligan a una intervención urgente.

Las últimas investigaciones han confirmado la realidad del cambio climático global y hay una clara evidencia que las previsiones iniciales se están acelerando. El sector energético es el responsable del 80 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa. Es un impacto muy significativo pese a los esfuerzos en mejorar la eficiencia energética en la producción de electricidad y calor,  añadiendo la participación, modesta, de las fuentes de energías renovables. Las alternativas y modelos son discutibles, desde planteamientos basados en 100% de energía renovable, modelos de electrificación del transporte, generación eléctrica nuclear o el confiar en nuevas fuentes – vectores energéticos en desarrollo.